miércoles, 8 de octubre de 2008

El Grillo

Un indio caminaba por el centro de la ciudad de Nueva york, junto a su amigo que residía allí. En el mismo centro de Manhattan, el indio agarra el brazo de su amigo y le susurra: “Espera, he oído un grillo”

Su amigo dijo: “¡Vamos! ¿Un grillo? Hombre, estamos en el centro de Nueva York...”

Insistió:”en serio, lo escucho”

"Es imposible”, fue la respuesta. “¡No puedes escuchar a un grillo! Mira cómo pasan los taxis, bocinas por todas partes, la gente que se grita los unos a los otros, los frenos de los vehículos, las aceras de ambos lados llenas de gente, el ruido de las máquinas registradoras sonando por todas partes, el ruido del metro bajo nuestros pies. ¡Es imposible que escuches a un grillo!”

El indio insistió: “¡Espera un minuto!” Condujo tranquilamente a su amigo, de pronto se detuvieron y el indio caminó hasta el final de la cuadra, atravesó la calle, miró a su alrededor, movió su cabeza hacia un lado, pero no lo pudo encontrar. Atravesó otra calle y allí en una gran cementera llena de plantas donde crecía un árbol, metió una de sus manos en la paja que cubría las plantas y encontró al grillo.

“¡Mira!”, gritó mientras sostenía el grillo en su mano sobre su cabeza.

Su amigo atravesó la calle maravillado, exclamando: “¿Cómo es posible que hayas escuchado al grillo en medio de toda esta bulla de Manhattan?”

El indio dijo: “Pues bien, mis oídos no son diferentes a los tuyos. Simplemente depende de lo que estés escuchando. Déjame mostrártelo”.

Metió su mano en el bolsillo de su compañero y la sacó llena de monedas —un par de 25 centavos, tres o cuatro de 10 centavos y otras cuantas de 1 centavo.

Entonces, dijo: “Ahora, observa”. Tomó las monedas levantándolas a la altura de la cabeza y las dejó caer a la vereda. Todas las cabezas dentro de la cuadra, se volvieron y miraron en dirección hasta donde estaba el indio.

“Todo depende de lo que se está escuchando. No tenemos grillos suficientes en nuestras mentes. No les oímos. Tal vez, al igual que aquella calle repleta de gente, han pasado toda su vida buscando un puñado de monedas y se han perdido el verdadero sonido de la vida”